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Análisis de un Canciller

El mensaje esperado, que nunca llegó

Acá estoy, luego de compartir un vino casero preparado por el abuelo, añejado en el barril roble casi cuatro meses. Es mi viejo, siempre inventando algo para asombrarnos. Lo veo cada tanto y bueno si se aparece con una botella de vino casero y una tabla de quesos es imposible negarme.

Me cuenta mil historias,habla de la vida, del amor, de sus aventuras y experiencias, dice tantas palabras con sabiduría que apenas puedo recordarlas. Muy parecidas a las de mi abuela paterna, quien tiene ciento un  años y sigue vigorosa,
Ambos de una u otra forma me retan a ser feliz, a buscar los sueños, reír de tantas alegrías, pavadas y locuras... esa es la vida, dicen ellos, y solo tenes una.

He empezado a leer un libro, según su autor el tiempo no existe tan solo somos moldes que se van llenando de experiencias y en algún momento su creador decide romperlos, con el fin de darles paso a nuevos moldes. 

Veo la vida, como un panel lleno de luces en movimiento, en algún momento se encuentran, comparten el camino, cada una enseña algo a la otra y de un momento a otro continúan su rumbo. Todo aquello sin causa ni efecto, sin otra explicación posible, tan solo la mano de Dios, en cuanto a mi respecta.
 
Siempre he pensado en nuestro mundo, como un lugar pre diseñado, donde todos de una u otra forma, queriéndolo o evitándolo cumplimos un rol. Por lo cual me preguntaba cómo dejar de ser una ficha más, sin abandonar el esquema, ni vivir alejado del caos colectivo en calidad de ermitaño, en el páramo de una montaña.  

Aun no se bien como definir su respuesta, al parecer luego de pensarlo una y otra vez termino sonriendo, mirando a un punto lejano, pues recuerdo aquel encuentro inesperado, tu forma de ser alegre, coqueta, risueña y espontanea, aquella facilidad para molestar, la bondad  infinita de tu alma, el desinterés por el materialismo ajeno y tu implacable necesidad de hacer algo por el mundo. Todo ello conjugado con mi importiculismo constate  y ganas de innovar, suenan de maravilla. 

Luego de ello, veo construida una profunda amistad, con seguridad  algo más, pero no soy quien para determinarlo. Una caricia en la nuca,  un beso soñado y una serie de actos tan valerosos como inesperados, tan solo demuestran el bálsamo del cariño correspondido.


Un Flaco Bohemio y Soñador.
Bacatá.
Mayo 2011

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